Santo en el museo de cera, reforzó la nueva personalidad creada para el héroe enmascarado. Esta cinta, una de las más representativas de la primera etapa de la exitosísima carrera cinematográfica del Enmascarado de Plata.
De la primera etapa de la filmografía de Santo destacan las cintas en las que la lucha libre se combinó con el horror y la ciencia ficción: Santo vs. el estrangulador (1963), Atacan las brujas (1964), Profanadores de tumbas (1965), El barón Brákola (1965) y la delirante Santo, el Enmascarado de Plata vs. la invasión de los marcianos (1966).
Las primeras películas filmadas a color fueron Operación 67 y El tesoro de Moctezuma. En estas cintas, el Santo hizo mancuerna con el actor Jorge Rivero para desbaratar a una peligrosa banda internacional -con sede en Hong Kong- que intentaba, en la primera de ellas, inundar de dinero falso a un imaginario país latinoamericano y, en la segunda, robar el legendario tesoro del emperador azteca.
Desde ese momento el Santo ascendía en la escala social contaba con un departamento de lujo, su laboratorio se modernizó y dejó las capas y las mallas por los sacos sport y los suéteres de cuello de tortuga, además de su auto deportivo al estilo Bond.
En sus aventuras, Santo siempre estuvo rodeado de bellas y atrevidas mujeres. Algunas fueron temibles adversarias, como las misteriosas Lorena Velázquez y Ofelia Montesco de Santo vs. las mujeres vampiro o las inquietantes Maura Monti y Eva Norvind de Santo contra la invasión de los marcianos; otras, como la escultural Elizabeth Campbell de Operación 67 o la no menos imponente Amedée Chabot de El tesoro de Moctezuma, fueron conquistadas por la galanura del hombre de la máscara plateada.
Durante los setentas, las tramas de sus filmes oscilaron entre las intrigas policíacas de corte internacional -como Misión suicida (1971), Anónimo mortal (1972) o Santo en el misterio de la perla negra (1974).Pero nunca se dejo descubierto las fantasías terroríficas, fue en este periodo cuando se filmo la ya clásica Las momias de Guanajuato (1970), además de Santo vs. la hija de Frankenstein (1971), Las bestias del terror (1972) o La venganza de La Llorona (1974).
En 1973 se filmó Santo contra el doctor Muerte la que al parecer de muchos es la mejor película realizada por el Enmascarado de Plata.
El glamour de el Santo en el cine empezó a decaer en 1978 y es que aunque la popularidad del luchador se mantenía vigente, los productores se desinteresaron de su atractivo taquillero al descubrir que el cine de ficheras y el cine fronterizo eran géneros más rentables. El tiempo también se puso en contra del Enmascarado de Plata, quien ya superaba los sesenta años de edad. Aún así, el héroe de mil batallas se dio tiempo para enfrentarse a unos cuantos villanos más y darle la alternativa a su hijo en Chanoc y el Hijo del Santo vs. los vampiros asesinos (1981) antes de realizar su última aventura fílmica en La furia de los karatecas (1982).
Tras el fallecimiento del Enmascarado de Plata, el cine de luchadores desapareció casi por completo al perder a su máximo exponente, ni siquiera su hijo a podido hacer que renazca el género luchístico en México.
Tuvieron mucho éxito estos films en España
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